1 | Huellas de Origen

Huellas de Origen


En el año 2013 me embarqué en una experiencia individual, que acabaría por ser el comienzo de una serie que al día de hoy aún continúa en desarrollo, y que es posible que se extienda por muchos años más.

La experiencia consistió en introducir en mi cotidiano un singular procedimiento de lectura del Ecos Diarios, que es el único diario impreso de la ciudad en la que vivo. Esa primera experiencia tuvo dos derivados.

El primer derivado fue inmediato, de carácter seudo literario, y se llamó EcosDestilado. Más adelante nos adentraremos en la descripción de sus desarrollos.


El segundo derivado se fue dando en forma paulatina, con el transcurrir del tiempo. Es de carácter procedimental y lo llamé Destilación de Textos. En sus comienzos, como suele suceder, no fue mucho más que la suma simple de algunas acciones intuitivas. Pero al poco tiempo comenzó a decantar elementos de mayor definición, que interesan a la creación artística, pero también a muchas otras cosas de la vida -acaso más relevantes que la creación artística.
Pero ahora es necesario, antes de pasar a describir el procedimiento y sus producidos, que nos detengamos un momento en el contexto que les dio origen. Porque allí residen ya -en estado magmático, intuitivo, caótico aún- los elementos que luego se constituirán en cuerpo.

Por aquel entonces -junio de 2013- yo acababa de mudarme de casa, en una de esas etapas -se me disculpará lo incómodo de la confidencia pero hace al trabajo- una de esas etapas de profundo desamparo amoroso y desconcierto general. Ya se sabe: desgana, ansiedad, desgana, etc.

Durante el verano anterior a ese invierno yo había comenzado a llevar un diario personal.

Ahora puedo apelar a extractos de ese diario para reconstruir la génesis de los destilados.


El martes 4 de junio, ya en mi nueva casa, anoto entre otras cosas: “Me levanté confundido, sin saber qué tenía que hacer. Entonces me di cuenta de que en realidad no tenía que hacer nada, ni siquiera escribir acá. Salí a caminar, a conocer un poco más el barrio. Compré enjuague bucal y empanadas. Mientras caminaba mi cabeza volvió al problema de la falta actual de un proyecto. Lo pienso como escritura, pero dudo. Y no me aparece nada. Entonces pensé que no tenía que pensar en un contenido, digamos, sino en un mecanismo. No en algo que hacer, sino en algo que me pusiera a hacer. La máquina, no el producto. Ahora voy a dejar de escribir, voy a cerrar la compu y me voy a entregar a mirar televisión. Y después me voy a acostar. No pienso forzar nada. Tiempo”

Este enlace para leer "Algo sobre la Voluntad"


El miércoles 5, después de hablar sobre el gasista que no llega, anoto: “De acá al viernes me voy a dedicar a intentar inventar mi nueva máquina de hacer. Pero no tengo que olvidarme que por lo general esas máquinas me llegan de afuera. ¿Funcionará igual si soy yo el que la construye?”. Y ese mismo día, pero por la noche, agrego: “Un temporal increíblemente insistente golpea y no deja de golpear: techos, carteles, tendederos, vuela agua y vuelan objetos contundentes. Respecto de la máquina que necesito, el asunto está complicado. Si nadie propone nada, si yo no veo un potencial espacio (físico o simbólico) que funcione a la vez como estímulo y depósito social, entonces no tengo nada. Hoy pensé: si no hay propuesta del afuera, si nada se mueve, entonces haré de esa no-propuesta mi máquina de hoy. Pero paciencia, me digo: te estás arrebatando. Date unos días más de observar, tirá la caña y mirá para otro lado. Paciencia”.


El jueves 6 escribo: “...la parálisis creativa potencia todo lo malo de andar sin amor. ¿Ese es un problema o son dos? Una larga y extendida sequía, diría yo. Un único fenómeno que presenta, alternativamente, uno u otro aspecto. Ausencia total de sentido; ni siquiera pulsión de muerte: hacer la plancha, como Ulises en la isla de Circe. Un chanchito sin cabeza y sin corazón. Como sea, pongo más empeño en resolver lo primero que lo segundo. Hoy se juega el primer partido de la serie final entre los Spurs y el Miami. Va a ser difícil frenarlo a Lebrón. Pero no imposible. Más difícil va a ser que a mí se me ocurra algo para hacer. Lo dicho: paciencia”.


El viernes 7, temprano, consigno: “Me levanté más temprano para poder ver un poco de Nadal-Djokovic en semis de Roland Garros antes de irme a trabajar. Estoy pensando en hacer una experiencia este fin de semana. Por un lado, porque necesito programar algo, no quedar librado a lo que se presente, porque después no se presenta nada y yo quedo dando vueltas sobre mí mismo, fastidiado. Y por otro, porque he pensado que tal vez no se trate de encontrar la máquina así, de una vez y para todo el viaje (tenga la duración que tenga este viaje), sino de ir haciendo pequeños experimentos, que en todo caso luego funcionen por simple yuxtaposición. Eso en principio, hasta ver qué tipo de montaje piden los productos. Se me había ocurrido escribir a partir de mis nuevos recorridos por las calles. Pero dudé desde el primer momento. Se trata de un lugar común que pide un recorte más chico, y no me surge ninguno que suene bien. Por contraposición, pensé en el encierro. Pero no tomar ninguno de los tópicos trágicos o graves del encierro, sino construir, inventar diría, uno más bien idiota, liviano y fácil. Este fin de semana voy a comprar el Ecos Diarios del viernes, el del sábado y el del domingo, y voy a escribir a partir de eso. Después se verá. Lo que me gusta es que se trata de un mecanismo que no se pretende original (es más viejo que la peste), ni postula nada a priori. Es pura navegación a la deriva. Tal vez termine tirando todo a la basura, pero esas horas habrán sido otra cosa que hastío”.


Como puede verse, ya en el caldo de esos días de origen coleteaban como larvas los elementos que luego iban a ser nodales en todo este asunto: el fenómeno de ausencia de pulsión creadora, o crisis de voluntad; el procedimiento/prótesis como respuesta; el problema del sentido; las bondades de la deriva (física y mental); la dialéctica del tiempo cotidiano (el tiempo muerto) y las tensiones entre la vida y la creación cuando se está por fuera y lejos de los centros y los sistemas establecidos.

Tapas de los 12 números del EcosDestilado



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